Pocos saben, a día de hoy, que fue un extremeño, de Trujillo, para más señas el que descubrió el rio más inaccesible y caudaloso del planeta.
Y hoy me viene a la quijotera por dos motivos, el primero porque mi buen amigo el Lagarto me dejó la semana pasada un libro que cuenta esa historia (y que devoré en apenas dos días), y porque el periodista y aventurero Miguel de la Cuadra Salcedo anda estos días de promoción por Trujillo en lo que ya es la presentación del Proyecto "Año Orellana 2011", año en el que se celebrará el quinto centenario del nacimiento en Trujillo de Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas.
Orellana, ayudó a Pizarro en la conquista de Perú allá por los primeros decenios del siglo XVI para posteriormente establecerse en Guayaquil (Ecuador) como Gobernador. Cansado de no hacer nada, y dado el carácter emprendedor de los españoles de la época, reunió a 220 españoles y unos cuantos miles de indios y se lanzó en pos del País de la Canela y posiblemente del tesoro de Rumiñahuy. Como siempre en aquellas épocas la casualidad quiso que en vez de encontrar canela, se encontraran con la candela, que en esos momentos era el gran rio que se vino a llamar, mal llamado por otra parte, Amazonas.
Salió de Guayaquil en Febrero de 1541 hacia Quito y de allí cruzaron los Andes. Discurrieron por las altas montañas y el curso del alto Coca con infinitas penalidades y pérdidas humanas. Al cabo de un año, estaba a apenas 300 km de donde había salido y había perdido 140 de los 220 españoles y 3.000 de los 4.000 indios que componían la expedición. Orellana que no tenía estudios ni maldita la falta que le hicieron, puso los cojones encima de la mesa, se encomendó a Dios y a los reyes de España (algo muy típico de los Españoles de la época) y mandó construir un bergantín para navegar ese río que acababan de encontrar.
Al cabo de siete meses y un viaje de 4800 kilómetros, en los que navegó río abajo por el río Napo, el Trinidad, el río Negro (bautizado por Orellana) y el Amazonas, llegó a su desembocadura (26 de agosto de 1542), y desde allí se dirigió costeando a Nueva Cádiz en Cubagua (actual Venezuela). Todo esto dándose de palos con todos los indios que se encontraban a su paso, pues bien es sabido que en el Amazonas los núcleos poblados no están a mas de 500 metros de la orilla.
Fue en este viaje en el que el Amazonas adquirió su nombre. Se cuenta que la expedición fue atacada por feroces mujeres guerreras, similares a las amazonas de la mitología griega, pero es posible que simplemente luchara contra guerreros indígenas de pelo largo.
Desde la distancia que da el tiempo pasado creo que se debería haber cambiado el nombre al río. Se debió llamar Rio Orellana y no Amazonas por culpa de unas malas putas que nunca existieron.
Y si hubieran existido Orellana las hubiera pasado a hierro.
Menudo cabrón estaba hecho.
Francisco de Orellana murió en Noviembre del 1546, a la edad de 36 años.
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