Ayer oí cantar por fandangos a un gitano cabal, entre gente cabal. Saboreé un fandango que sentenciaba que nunca un hombre ha de pegar a una mujer “aunque no sea buena”, y que, ante el riesgo, debe recordar que una mujer fue su madre. Sencillo y cierto, en todo caso. Necesitamos más fandangos que nos recuerden cantando la verdad de la vida, la verdad que a veces olvidamos, empujados por el ajetreo y el trote, buscando mas lo superfluo que lo nacido de dentro. En ocasiones creo que quisimos ser tan libres que nos mudamos en esclavos sin darnos cuenta. Quisimos sudar rebeldía constructiva y solo parimos conformismo banal. En fin, puta miseria.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario