jueves, 29 de julio de 2010

Prefiero volar.

De Chinorri, demasiadas madrugadas soñaba con volar libre en el espacio. Incluso cavilaba en mi azotea sobre los límites del universo. Ya sabeis, el infinito y mas allá. De hecho, mi sueño habitual y distinguido era ese.
La rutina de la savia posterior, me ha permitido perpetrar muchos vuelos en avión, cada vez más latosos y pesados, la mayoría tediosos y monótonos, y últimamente, -hace unas pocas semanas-, oprimido y apretado. 
Hoy sigo pensando que prefiero volar con la quimera, dejando a un lado la sensatez y la razón.  Dando vueltas y más vueltas. Virando el juicio sin preocupación. Con los ojos cerrados y el semblante alto. Como aquellos perros que antaño vi en las montañas altas de los Pirineos en Benasque sin más dueño que la intemperie. Sin mas puchero que las migajas de los nómadas. Pero con el rabo alto, sin duda alegres. Exhaustos pero vivos. Contemplando, al abrigo de una sombra, el ascenso de la luna asomando por el este. Con el hocico cara al viento que -como dijo el maestro Antoñito Vega-, en su murmullo parecía hablar.


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Interpretaciones ...

"Nuestra evolución nos ha preparado para lidiar con los hechos inmediatos. En la intemperie, donde nuestra especie ha estado cientos de miles de años, se sobrevivía estimando consecuencias inmediatas y poco sutiles: si viene el tigre, corre; si haces una lanza, comerás carne. Así que pensar estratégicamente es antinatural, porque hay que tener en cuenta el largo plazo."

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lunes, 19 de julio de 2010

La crónica balompédica de la locura.

Fue hace poco más de una semana. Pasaban las ocho y media en Sudáfrica. Los tulipanes picando fuerte en el lomo del tiki-taka español. Fue uno de esos encuentros que vienen a llamarse históricos. La final de un mundial.
Un partido televisado para todo el mundo la noche del 11 de Julio. Holanda, que llegaba imbatida en el mundial, saltó al terreno de juego con ganas de continuar la racha aunque para eso hubiera que apalear al contrario. Desde el principio hubo un solo equipo en el campo. Un equipo que jugara al fútbol quiero decir. El otro, se dedicaba a destruir aunque para eso fuera necesario cruzar esa línea imaginaria entre lo prohibido y lo tolerable que en los partidos marca el árbitro. Desde el principio hubo peligro y tiros a puerta. Ya al poco de dar comienzo el encuentro, la afición allí presente, -y la que seguía el partido por la caja tonta-, empezó a recibir regalos de los reyes magos. Villa, Xavi e Iniesta, combinando con los Ramos, Pedrito y compañía, ofrecieron el espectáculo mágico que llenaba de sueños la grada. Sueños que se multiplicaron por mil en el resto de mundo. Menos en Holanda, claro, que se veían fuera del partido arrollados por una apisonadora de locos bajitos que hacían circular el balón sin descanso a velocidades de vértigo.
Ya en la primera media hora el mundo iba con España. En la primera parte del encuentro la violencia ejercida por los holandeses desató las bocas de los espectadores. Los gritos acallaron las vuvucelas. No eran desprecios raciales ni nada por el estilo. Era desprecio por la ausencia de táctica ofensiva, buenas formas y talante. El estilo, -ya lo dijo Paul Klee-, es lo que encuentras cuando no sabes hacerlo de otra forma. Nuestro estilo se basaba en el ataque, el buen juego y la necesidad de la excelencia con el balón en los pies. El estilo de los holandeses era justo el contrario. El golpeo, el maltrato al balón y el castigo al contrario. Hasta Robben, -ese chico triste y de cristal que pasó por el Bernabeu-, jugaba al despiste con la discusión y la marrullería. Solo en un par de jugadas pudo tener al mundo a sus pies sin merecerlo. Por eso surgió el aura de San Iker “Pastillas” para mover la pezuña y sacar un balón que todos vimos en la red. Fue uno de esos partidos a los que le sobró la prórroga. Sin embargo, la miel en los labios de los holandeses, -que se veían en los penaltis-, se evaporó cuando ese gran quijote de Fuentealbilla golpeó la pelota a la red en los últimos compases del juego.
Después vinieron los lloros de emoción, los abrazos, la alegría, el ruido. Mucho, mucho ruido, tanto, tanto ruido, tanto ruido y al final por fin el fin.
Y el mundo del fútbol acabó a los pies de España. Y del dramatismo se pasó a la celebración. Casi ná, España, campeona del mundo.

Cruzar las alambradas - Inmunidad policiaca.

A veces pierdo el interés en denunciar las violaciones cometidas por el régimen castrista cuando estas se repiten una y otra vez. Me canso y se cansan los lectores.
Otra vez reclusión en casa sin una notificación oficial porque no existe tal argumento jurídico en la constitución. ¿Cómo justifica el G-2, ese cuerpo represivo del partido comunista de Cuba, retener en su vivienda a los activistas de la oposición pacífica cada vez que hay una conmemoración?
Esta vez se cumplieron 16 años del hundimiento del Remolcador 13 de marzo y varios de los miembros de la Alianza Democrática Oriental quisieron homenajear a los muertos en el hundimiento del barco. Otros querían visitar la casa de la madre del mártir cubano Orlando Zapata Tamayo para ir juntos a orar junto a la sepultura del hermano. En Banes, Antilla, San Germán y Holguín, los trabajadores sociales, veteranos de las guerras cubanas en África y los oficiales del G-2, se apostaron en las esquinas de las viviendas de los disidentes y periodistas independientes para que no se trasladaran a sitios de peregrinación y homenaje. Cumplieron órdenes del mando superior. Como siempre.
Las últimas semanas han corrido calientes. Mariblanca Aguila, una menuda mujer activista de derechos humanos que apoya a Reina Luisa Tamayo en Banes, fue golpeada en dos ocasiones por tres oficiales de la policía política. En la primera, terminó en un hospital reportada ‘de cuidado’. En la segunda, la esposaron, secuestraron, montaron en un carro que la alejó de lugares públicos y hasta la vejaron. Dijo la asustada mujer que uno de sus secuestradores, moreno alto y corpulento la besó y le habló groserías al oído mientras le reforzaba las esposas hasta dejarle marcas en las muñecas. Todavía tiene sobresaltos en el sueño y dice que no sabe cómo librarse de pesadillas donde el rostro del tipo se le encima para besarla a la fuerza.
A Idalmis Núñez Reynosa la golpeadura que le propinaron los propios policías políticos en Placetas fue a tal extremo que debieron ingresarla en terapia intensiva de ese poblado. Cuenta ella que cuando la trasladaron al salón de observación para que reposara debido a su estado, el G-2 desoyendo a los médicos que requerían reposo e ingreso la sacaron por la fuerza para devolverla en un carro policial a Santiago de Cuba. Refirió Idalmis que también en su ciudad natal le negaron los certificados médicos y horas después de regresar a su casa la volvieron a detener para allanarle la vivienda.
También ese día José Cano Fuentes residente en Guantánamo y miembro de la Alianza Democrática Oriental fue a interesarse por la salud de Idalmis pero al regresar a su casa resultó detenido cerca de la terminal de ómnibus de Santiago de Cuba. Recibió una golpiza dirigida por el jefe del sector del barrio de Calle Cuatro. Nos contó que luego lo trasladaron a Guantánamo y lo liberaron para una hora más tarde volver a apresarlo de nuevo y sin preámbulos repetirle otra golpiza de la que aún guarda laceraciones en el rostro y en el cuerpo.
Parecen casos aislados pero son el resultado de la ‘patente de corso’ que ha recibido la contrainteligencia militar del Oriente cubano mientras que Cuba hace como que excarcela disidentes, el mundo ríe ante el supuesto gesto de benevolencia y los incautos esperan un cambio en la sociedad cubana.

sábado, 10 de julio de 2010

Morir a los 27 … James Douglas Morrison.


“If the doors of perception were cleansed everything would appear to man as it is, infinite”
Eran tiempos casi de ficción. Tiempos pasados de extremos que se tocan. De luces y sombras.  
Al igual que ocurre con otros mitos, el Rey Lagarto tuvo que morir para convertirse en leyenda. Pocos son los que entran en el paraíso. Ese paraíso donde están los que dejan huella. Algunos los comenté en este pozo tiempo atrás. Otros, continuarán la saga. Casi todos los artistas cuando mueren, mueren también para su público. Sin embargo, con Jim Morrison, - como con otros tantos-, pasó justo lo contrario. El domingo pasado se cumplieron treinta y nueve años de su muerte en París. Sin embargo, sigue arrastrando tras de sí un tropel de aficionados que se amplía a medida que el tiempo se sobreviene. Yo soy uno de tantos. 
El fue la esencia de los Doors y una de mis referencias, junto con los Rolling, Extremoduro, Barón Rojo, y la naturaleza. Los descubrí casi de casualidad por mi hermano Kico. Después, recuerdo, estuve meses escuchando casi sin tregua el Absolutely Live. Fue su primer vinilo en directo. Contenía versiones extendidas en vivo de sus principales clásicos y salió a la luz tal día como hoy de hace cuarenta años. Recuerdo que se lo sisé, -no tenía capital para comprarlo y andaba ya descatalogado-, al hermano de por aquel entonces mi compañera de camino. He de confesar aquí que en aquellos días yo trajinaba ocupado en aporrear las puertas del cielo que cantaban los gansanrousis versionando al viejo Bob.  
Me sedujo la portada. Una foto captada al vuelo de la luz tenue con el Morrison en primera plana y la sombra de un John Densmore al fondo aporreando la batería. La imagen del semblante concentrado de Jim, con el micro entre las manos; esos pantalones de cuero con el cinturón hortera, casi de mujer; y es que este payo era un transgresor, un iluminado pecador, con tintes de delincuente. 
Los Doors se diferenciaban de todos los grupos de Rock porque no usaban bajo en sus conciertos. En vez de esto, Manzarek tocaba las melodías del bajo con la mano izquierda y las melodías de órgano con la mano derecha en su piano Fender de doble altura. Fueron los únicos en su época, -mucha culpa tuvo Jim-, que les plantaron cara con éxito a los Beatles o a los Rolling.  
Para mí fue la llave, el interruptor de una luz que alumbró rincones que hasta entonces permanecían ocultos. Canciones con letras que me llevaron a otras lecturas que ampliaron mi conciencia rota. Tiempos de lunas y madrugadas. Tiempos raros.
“Yo soy el Rey lagarto. Yo parto y reparto”
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domingo, 4 de julio de 2010

A tu lado.


Quise correr sin esperar a sentir en ti la ilusión. 
Quise esperar sin correr tan rápido a tu corazón. 
Navegar en algún mar lejos de aquí. 
Donde pueda soñar, donde pueda esperar.
Tu sonrisa convencida cómplice de la pasión. 
Tu sonrisa apagada necesita una canción. 
Navegar en algún mar lejos de aquí. 
Donde pueda sentir tu ilusión. 
Donde pueda escuchar tu canción.
AVM – Verano del 94. Calor. Fin de siglo.

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