domingo, 25 de abril de 2010

Sin Rencor.


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El Ferrocarril del Diablo.

Hace cien años de aquello. A principios del siglo XX, Manaos era la ciudad brasileña más desarrollada y también la mas próspera del mundo. Gozaba de tecnología, conocimiento y riqueza debido al apogeo del Caucho. Era un Paris en el trópico, un Londres con sol, humedad y sin apenas niebla.
Con el descubrimiento en Europa de las ventajas de la vulcanización y de la cámara neumática había que proveer de caucho a las fábricas del viejo continente. Las Seringueiras del Amazonas segregaban un jugo mágico perfecto, el látex. El problema radicaba en que las siringas existían en abundancia y exclusivamente en las zonas interiores de la selva del Amazonas y la logística y la distribución se antojaban complicadas para hacer llegar el producto a las fábricas en Europa.
Los brasileños lo resolvieron bajando los cargamentos por el rio Amazonas hasta llegar a su desembocadura. Los bolivianos lo tenían mas complicado. Su salida natural al mar pasaba por cruzar los Andes y esa posibilidad era, sin duda, peor que intentar recorrer los trescientos y pico kilómetros que separaban  la cuenca del rio Mamoré, en Bolivia, hasta llegar al río Madeira, afluente del Amazonas  en Brasil, y así seguir la ruta de los Brasileños.
La idea inicial pasaba por la navegación fluvial entre ambos ríos. Enseguida se descartó por los obstáculos naturales: veinte cascadas impedían cualquier tipo de navegación. Llegado ese momento comenzaron a dar forma a la construcción de una línea férrea que cubriese por tierra el trecho problemático.
En el año 1870 un ingeniero americano consiguió los permisos necesarios para construir la jodida línea férrea que tantas muertes se cobró. Esa línea, conocida como el ferrocarril de la muerte, sepultó la vida de más de seis mil personas durante su construcción, indios y esclavos en su mayoría y ha sido uno de los episodios más sórdidos y desdichados de la historia de la humanidad. Hoy hace cien años que se inauguró el último tramo.
La línea estuvo activa hasta principios de los años 30. Los motivos eran obvios. La lucha del hombre contra la naturaleza. La propia selva amazónica, con su alto índice de precipitación pluviométrica se encargó de destruir trechos enteros de la vía, terraplenes y puentes, tragándose, gran parte del proyecto que el hombre insistía en abrir para continuar con el funcionamiento de este ferrocarril. Actualmente, de los 364 km. iniciales quedan algo menos de ocho que son utilizados para fines turísticos y para recordarle al mundo la sinrazón y la barbarie humana debido a la ambición, a la avaricia y al capricho de unos cuantos hombres rematadamente malditos y sinvergüenzas.
Alberto Vázquez Figueroa, tinerfeño universal, activo, dinámico y hombre polifacético, lo describió muy bien a través de los ojos y las desventuras de Arquímedes da Costa “El Nordestino” en su libro Manaos.
Con estas palabras quiero rendir un homenaje a toda esa gente que sufrió, hace más de cien años, los desvaríos del progreso y el desarrollo. Y como digo siempre, y en esta señalada fecha más; el olvido está lleno de memoria.

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viernes, 23 de abril de 2010

Interpretaciones...

Responsabilizar a los proveedores de servicios de ADSL de los contenidos que se publican en las Web o en los blogs es como si a Correos se le responsabiliza del contenido de los sobres que distribuyen. Es decir, una locura sin sentido.

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martes, 20 de abril de 2010

Vidas paralelas. O casi.


Yamara acaba de cumplir 19 años. Hace un par de abriles que dejó los estudios para buscarse un medio que ingresar en la maltrecha economía familiar. Con una hija de 2 años y una madre divorciada y enferma no se podía permitir otro lujo. Ahora tiene trabajo; ofrece su cuerpo a los conductores de las guaguas en la autopista de circunvalación de La Habana. A 5 pesos el francés y 10 pesos el completo ingresa una media de 50 pesos diarios (2 dólares) que le sirven para que su barco, -su familia, su círculo- no haga agua. Su madre no pregunta. Su hija, por su edad, tampoco.
Lizbeth cumplió 23 el pasado invierno. Terminó Historia del Arte en la Universidad de La Habana y ahora está haciendo un curso de post-grado. Al igual que Yamara también se insinúa, pero en las calles más turísticas de la ciudad. Quinta Avenida, Vedado, Malecón, La Habana vieja…
Para llamar la atención de sus posibles clientes, viste saya corta y pullovers apretados. Seduce a los yumas (extranjeros) con ropas llamativas, gestos eróticos y miradas sensuales. A diferencia de Yamara, Lizbeth cobra en dólares y no pone precio fijo. Depende de su instinto y su primera impresión para acomodar la tarifa al yuma que le acecha. 
Yamara Valdés y Lizbeth Martínez forman parte de esa juventud revolucionaria cubana. Ambas, con carné de las juventudes comunistas, tienen oportunidad de estudiar y trabajar. Aún así, ambas ejercen la prostitución como medio para llevar pan a la mesa. Aunque en apariencia pueda parecer que viven vidas paralelas, no llaman por igual la atención a las autoridades policiales.
A Lizbeth le resulta difícil, -en estos tiempos, con la cosa mala- pasar inadvertida. La policía siempre termina por pedirle el Carnet. Antes, ya hace un tiempo de eso, el inconveniente se resolvía con algunos dólares por la izquierda en el bolsillo del policía. Ahora, en estos tiempos inciertos y de poco turismo, todos quieren mas y ella acabó –hace ya unos meses- por no soltar ni un medio de lo poco que se puede llegar a embolsar.  De perdidos al rio, pensó. Ayer le pusieron una segunda carta de advertencia. La tercera, implicaría su entrada en prisión por conducta antisocial. Por puta, para entendernos.
Esta posibilidad no persigue a Yamara. Ella pasea su desordenado cuerpo por lugares poco concurridos por turistas. Por ese motivo, sus tareas no dañan la imagen internacional del Gobierno. Incluso en el barrio – viven a dos cuadras en Alamar- las juzgan diferentes. Lizbeth, la jinetera. Yamara, la chupa-chupa.
La situación con Lizbeth es distinta. Se ofrece en lugares concurridos y de turismo. Daña la imagen internacional del gobierno. Ese gobierno que afirma que en Cuba no hay prostitución. Ya no hay tolerancia social en ese caso. Son temidas por la dirigencia histórica. Pueden convertirse en nuevas ricas. O en nuevos ricos. Sus ganancias incrementan su poder adquisitivo. Por todo eso son perseguidas. Mientras no paguen.
Las otras, como Yamara, no preocupan porque no perjudican. 


viernes, 16 de abril de 2010

De libros y amistades.

Acaba de sacar un libro enorme; una admirable historia de amor en un país de pasta con gente de pasta. Los inicios nos embarcan en un proyecto de ingeniería civil con tirabuzón y doble mortal en pleno desierto. No se trata de un relato complicado o tedioso. Ni mucho menos. Más bien es una liga inmensa -desde el arranque hasta el desenlace- y a partes iguales de lujo, amor, educación y cortesía.

El otro día cafeteamos juntos. Vicente se pidió uno con leche y yo, que venía de echarme la siesta, uno solo. Debían ser como las seis y el sol ya parecía querer esconderse. Entre sorbo y chisguete, hablamos del libro, de viajes, de proyectos y demás. Nos comentó que anda embarcado en otro bajel, que le llevará un tiempo sin avistar costa. Fondeará cerca de Santa Maria la Antigua, allá por el Golfo de Uraba, en Colombia. Novela histórica picada por la sal marinera del Caribe. Casi ná.

No se si el lo sabrá pero le envidio. Envidia sana. Deseo oneroso. Admiración. Respeto. Envidio su decisión, su forma de entender la vida y explicarla. Envidio su prosa sencilla llena de sensata ternura. Recién empezó a publicar y apunta buenas formas. Y futuro. Tiene muy claro lo que hay que hacer. Tener algo que decir, y decirlo. Estoy deseando que saque la próxima de sus novelas. De momento, no os perdáis esta. Así que pasaros por la FNAC, agarrar el libro, pasar por caja y leéroslo.

Vicente Mezquida Serra.
ISBN 9788484549307


miércoles, 7 de abril de 2010

La institucionalización del miedo y la represión.





NADA

NADA se puede esperar de un gobierno que golpea mujeres.

NADA se puede esperar de un gobierno tozudo, intransigente, cruel e insensible.

NADA se puede esperar de un gobierno hipócrita que es capaz de criticar a otros lo mismo que el hace.

NADA se puede esperar de un gobierno cuya soberbia ciega mantiene encarcelados a presos políticos en grave estado de salud, como Ariel Sigler Amaya, que lleva más de diecinueve meses ingresado en un hospital.

NADA puede esperarse de un gobierno contra el que continúan en huelga de hambre, y en estado crítico, Guillermo Fariñas, Franklin Pelegrino del Toro y Darsi Ferrer.
 
NADA. Sólo más represión, eso sí.

 

La hipocresía la encontré en forma de placa conmemorativa de la muerte de dos terroristas del IRA irlandés en el parque de H del Vedado, en La Habana.

lunes, 5 de abril de 2010

Vivan los Lunes.

" Dormir mal. Tarde. A saltos. En una duermevela de sístoles y diástoles exageradas. Acaso roncando, la garganta reseca. Como una resaca de drogas derogadas tras medio siglo o milenio de revolución. Dando vueltas en el mismo lugar. Con escalofrío, tal vez febrícula. Empatando pesadillas políticas con políticos de pesadilla. Hasta el amanecer. ...
Escenas violentas y viles salidas de no sé qué recóndita cresta con filo cerebral. Veo a mis amigos y conocidos discutiendo contra las masas, vapuleados por sus familias, estigmatizados por cierto líder lunático de Cuba o emblemático de la izquierda global, ripiados por la policía uniformada de verdeolivo o con pulovitos patrioteros de soldado civil, metidos en modernos autos con aclimatación, machados por el cuño corrosivo de un fiscal oficial ya a punto de dictar sentencia....
Imposible descansar. Y así ocurre y recurre todas las madrugadas de Lawton, La Habana, América. Marzo mortífero de 2010. Levantarse exhausto. Con ojeras. Ronco. Con calambres. Renqueante. A medio camino entre la paranoia endémica y la política enferma de esta parodia pétrea y pútrea de país..."


 

Y sigo ...

Sigo saboreando el Asedio. Ilusión, soledad y miedo en ese Cádiz enigmático. Noches con claridad de luna llena. Bombas francesas que caen y cadáveres.