martes, 9 de febrero de 2010

Que empiecen por ellos.

Son como nosotros en el aspecto, pero no en el fondo. En el aspecto son humanos, gente limpia y solidaria que te rilas, que nos está haciendo el favor de preocuparse por nosotros; por nuestros intereses. En la forma nos llevan a la ruina o a la guerra. Siempre la guerra lleva a la ruina y, en ocasiones, también sucede al contrario. En el fondo se lo llevan limpio y al bolsillo. O a la cuenta bancaria de las Bahamas; o a Gibraltar que está más cerca y se respira andaluz; olor a mar y a pescaito frito. Todos, al final de su carrera política, lo tienen completamente atado y bien atado. Todos con sus hedge founds o sus sicav o su puta madre.

En Cataluña, republica independiente de su casa que es particular, Jordi “Joda” Puyol dejó amarrado su futuro. También el de Maragall y el de Montilla, que merendilla. Por supuesto incluso el de los que vengan después. Ellos cobrarán 76.800 € anuales limpios de polvo y pajas durante los diez años posteriores al retiro. Después los afilados lumbreras recibirán una pensión de 57.000 € de manera vitalicia.

Manolito Chaves, ex-emir de Al-Andalus, podrá elegir (¡Que decisión, por Dios!) entre el 60% del salario que recibía como presidente andaluz (prebendas aparte) o el 80% de su sueldo de Vicepresidente tercero y ministro de cooperación territorial. En esta segunda faceta tan interesante para el ciudadano común de a pie, tendrá que dirigir la negociación de las financiaciones autonómicas que sirven, entre otras cosas, para pagarse sus ostentosas pensiones.

Los ex-presidentes valencianos, por hablar de mi tierra que es rica en arroces y en hembras de vulva carnosa y mirada cálida, tienen pactado una pensión de 76.000 € durante los quince años posteriores a su cese en el cargo. Con dos cojones. Vamos, como el común de los mortales.

La mayoría de los consejeros autonómicos también perciben un buen pellizco de las arcas comunes al dejar sus i-responsabilidades. Si. Como el i-phone o como el i-pad. Humo y viento. Los pactos de los parlamentos autonómicos incluyen indemnizaciones de hasta un 50% del salario de manera indefinida por dejar el cargo en algunas comunidades.

En cuanto a los diputados y senadores, a ellos les basta con cotizar un mínimo de once años para cobrar pensión. Ellos, gente sabia y docta donde las haya, se lo han escalado por la presión del cargo, la sensatez, el juicio, la prudencia, la cordura, la inteligencia y el estrés de su día a día. El beneficio les llega a partir de los siete años cuando se envainan el 80% de su jubilación máxima. A los nueve, un 90% para la faltriquera.

Los diferentes presidentes del gobierno de esta miserable tierra de vividores y gualtrapas también se han blindado su futuro, que os ibais a pensar. Cuando lo dejan o los echan que para ellos viene a ser lo mismo, cobran el 80% del salario durane dos años. Unos 85.000 € pal cuerpo, que nunca vienen mal. Después, al jubilarse, perciben esa misma cantidad hasta el fin de sus días.

Todo lo anteriormente comentado y explicado no tiene ninguna letra pequeña. Además de lo dicho, esta casta de bandidos puede cobrar salarios adicionales de la empresa privada por sus nuevos trabajos, pensiones complementarias por diferentes cargos, salarios pagados por sus partidos políticos con cargo a los impuestos generales, presidencias honoríficas de compañías, etc. etc. etc. Oseasé, un largo etcétera.

Y ahora nos vienen con la monserga de que tienen que aumentar la edad de jubilación y los periodos de cotización para salvar el sistema. Ese mismo sistema que les llena los bolsillos. No tengo ganas de mentaros a vuestras madres ni a vuestros familiares. Hoy no. Lo he hecho con gusto y lo seguiré haciendo pero esto es demasiado para sacar el cinismo.

Las reformas laborales deberían empezar por vosotros. Parásitos. Vividores. En su cuarta acepción, para que quede clarito el mensaje.

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