lunes, 10 de enero de 2011

Cigarritos tutelados

Sentado en el retrete me entran ganas de evacuar el vientre encima de la ley Antitabaco. Mientras despejo la incógnita y suelto el ancla tecleo estas líneas donde aprovecho para reprochar el atolladero de mierda donde se han empotrado estos pesebreros de la rosa y el capullo. Habrá aún quién crea que estos gobernantes son de izquierdas. Nada más lejos de la realidad. Si hay algo que delimite a la izquierda es la discrepancia de los axiomas clásicos de la economía. Puede haberla de varios colores; libertaria, autoritaria, revolucionaria y demás. A partir de la definición del concepto, tanto ZP  como Aznar son de derechas. Como de derechas son todos aquellos que defienden las exclusiones, recortan las libertades y los derechos adquiridos y celebran que el pueblo pague hasta por jadear después de un polvo.
Decía que habrá aún quién crea que estos gobernantes son de izquierdas. En mí desquiciado juicio pensaba que era la izquierda la que se posicionaba a favor de las libertades y en contra de las prohibiciones. Hace un tiempecito ya que advertí que son ellos, -los que ahora nos desgobiernan-, los que nos encajan por lo bajini y con mucha vaselina, que todos esos postulados eran mentira. Tan mentira como el cielo que prometen los curas. Ahora respiran de puro gusto y alzan la voz a favor de las exclusiones y de las limitaciones con la bandera multicolor de la democracia que tanto chulean día a día.
Este gobierno anda ya hace algunos años algo estreñido. Creo que como no singan bien con sus parejas, se dedican a joder en los despachos. Con sus decretos-ley, con sus reformas, y con tantos enredos que nunca divulgan en sus programas electorales sino todo lo contrario. Ejercen el poder como si de una mafia déspota se tratara, irrumpiendo en bares, en locales privados a fin de cuentas, para decirle a sus propietarios lo que pueden hacer o lo que no. Estos niños de papa, alegres acomodados de estomago satisfecho y mano fácil, nos la están metiendo doblada.  Sin anestesia. Cuando terminen de darnos, se subirán la cremallera y se marcharan silbando. Sin pagar la cuenta. Se sienten protegidos. Se consideran inmunes.
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