jueves, 17 de noviembre de 2011

Robert Johnson, maestro.

" El blues no es más que un hombre que se siente mal pensando en la mujer con la que estuvo una vez"

Robert Johnson.
Fue el rey de los cantantes de blues del delta. Escapó en varias ocasiones de los disparos efectuados por los maridos de sus amantes. En 1938 no pudo esquivar una dosis de veneno, y murió dejando un legado único para la historia. El mundo del blues en particular, y el de la música en general, está en deuda con un hombre fantasma, del que se desconoce la fecha y el lugar de nacimiento. Lo único que se puede asegurar es que su escasa obra, las veintinueve canciones que grabó en su acelerada y marginal existencia, son un documento imprescindible para entender la historia de este género mas vivo que nunca.
Johnson hizo un pacto con Satanás en un perdido cruce de caminos. Vendió su alma al diablo a cambio de tocar la guitarra como nadie; a cambio de convertirse en el mas grande de todos los bluesman. El príncipe de las tinieblas cumplió su parte, y Johnson se convirtió en el mejor. Ahora pone música al infierno en esas noches perras y calientes, impregnadas de humo y bourbon, con ese público de hijos de caín, que tuvieron en vida un porvenir mas negro que la piel de ese nieto de esclavos de lo mas hondo y oscuro de la desembocadura del Misisipi.

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