sábado, 25 de julio de 2009

La tragedia del remolcador

Hace un par de semanas que se cumplieron 15 años. Su recuerdo es la única forma de que no caigan en el olvido.

“La madrugada del 13 de Julio de 1994, en pleno apogeo del periodo especial en Cuba, setenta y cuatro almas desesperadas, -viejos y jóvenes, hombres, mujeres y niños- salieron a hurtadillas del puerto de La Habana a bordo de un remolcador viejo y consumido pero capaz de navegar en busca de la tierra prometida. El lanchón se llamaba 13 de Marzo, un nombre que permanecerá en la infamia y en la injusticia de todos aquellos que amamos la libertad, la decencia y la dignidad.

En el puerto, el viento aullaba y se respiraba el soplo caliente de las noches del Caribe. Fuera de él, en la oscuridad, a los desgraciados protagonistas les esperaba un mar revuelto, turbio y desordenado. Al tiempo de salir de la bahía avistaron unas luces acercándose por la popa. En ese momento supieron que la Dirección General del Estado conocía sus planes.

Las luces pertenecían a los barcos patrulla del Monstruo de Birán que venían a interceptarlos. Técnicamente, los barcos eran destinados a la extinción de incendios y estaban equipados con potentes cañones de agua a presión que recogían del mismo mar.

Todos quedaron desconcertados cuando el barco patrulla mas cercano los embistió con su proa de acero por la parte trasera del viejo y destartalado remolcador. Los setenta y cuatro pasajeros de la cubierta sintieron la sacudida seca y violenta. Como si les hubieran dado con un palo en la nuca. Seguidamente, casi sin tiempo a reaccionar, los chorros de agua a presión golpearon en el remolcador. El agua arrasó la cubierta y tiró a los fugitivos al suelo y al mar embravecido. El rugido de los cañones de agua y el jaleo de los motores amortiguaban gran parte de los gritos de esa exhibición infernal. Afortunadamente, un carguero griego que se dirigía a La Habana avistó la matanza y se apresuró en salir al rescate.

En total, se ahogaron 43 personas, de las cuales once eran niños. Del mar recogieron 31 supervivientes que fueron enviados a la cárcel o puestos bajo arresto domiciliario.”

Ahora que todos quieren cantar con Fidel hasta los que no saben, yo recuerdo lo que le pasó a esa gente desafortunada. Y cuando la memoria se enciende como fuego loco, el viento cambia de aire para traerme su historia. Entonces me pongo a escribir para acreditar que, como dijo el Benedetti, el olvido esta lleno de memoria.


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